Introducción: la promesa tentadora (y la trampa silenciosa)
En el ecosistema WordPress moderno, los constructores visuales han logrado algo que parecía imposible hace unos años: hacer accesible el diseño web a todo el mundo. Elementor, Divi, WPBakery, Bricks, Oxygen… ofrecen interfaces intuitivas, efectos visuales atractivos y una velocidad de implementación que resulta seductora para cualquiera que quiera lanzar su web «rápido y bonito». Durante años, estos constructores/maquetadores han copado los primeros puestos de popularidad entre los usuarios/as que buscaban una forma fácil e intuitiva de diseñar webs.
Pero como ocurre con casi toda herramienta que promete facilidad inmediata —aunque siempre hay matices que refutan o al menos ponen en entredicho este tipo de afirmaciones categóricas—, el precio se paga, o se puede pagar, por otro lado. Ese precio suele ser invisible a corto plazo, pero letal a medio y largo: rendimiento pobre, mantenibilidad baja, escalabilidad limitada y altos costes ocultos. La pregunta que deberíamos hacernos no es si un constructor visual nos lo pone fácil, sino si es realmente la mejor opción para el rendimiento, la escalabilidad y la salud en el largo plazo de nuestro proyecto web.
En este artículo, desde mi experiencia real como desarrollador web WordPress especializado, voy a analizar a fondo por qué un constructor visual no siempre es la mejor solución, qué problemas reales genera a nivel técnico y qué alternativas más eficientes existen para construir un proyecto web profesional, ligero, rápido, sólido y preparado para el futuro.
- Introducción: la promesa tentadora (y la trampa silenciosa)
- ¿Qué hace exactamente un constructor visual en WordPress?
- ¿Por qué los constructores visuales pueden afectar tan negativamente al rendimiento?
- El gran coste oculto: rendimiento, escalabilidad y control
- Entonces, ¿cuándo puede tener sentido usar un constructor visual?
- Alternativas reales: WordPress ligero y profesional
- Migrar de un constructor a una web optimizada: caso práctico
- El coste oculto de usar constructores visuales
- Conclusión: construir bien desde el principio es la mejor inversión
- ¿Quieres aprender más sobre WordPress optimizado?
¿Qué hace exactamente un constructor visual en WordPress?
Un constructor visual no es magia. No es tan sencillo. Es una herramienta que permite diseñar páginas web mediante interfaces gráficas, arrastrando bloques, secciones y elementos sin la estricta necesidad de escribir ni una sola línea de código. Suena bien sobre el papel, especialmente para perfiles menos técnicos o para quienes necesitan resultados más inmediatos. Bajo la apariencia del «arrastrar-soltar», lo que realmente está sucediendo es un cúmulo de acciones muy importante por detrás que no vemos a simple vista sin herramientas de desarrollo:
- Se genera una estructura de HTML altamente fragmentada, basada casi siempre en contenedores (div) anidados en cascada, en demasiadas ocasiones más de los que son realmente necesarios.
- Se cargan hojas de estilos CSS genéricas gigantescas, con el objetivo de cubrir todos los posibles estilos, aunque solo uses una pequeña parte de ellos.
- Se inyectan múltiples scripts JavaScript que se ejecutan en los navegadores (algunos críticos para el renderizado, otros para funcionalidades menores que podrían optimizarse).
- Muchas veces, además, se cargan fuentes de terceros que no hacen falta, icon sets enormes (por ejemplo, FontAwesome completo), librerías duplicadas…
En un análisis típico de Lighthouse o PageSpeed Insights, las webs con constructores visuales suelen mostrar un tamaño del DOM (Document Object Model, Modelo de Objetos del Documento) excesivo (más de 1.500 nodos fácilmente), un Critical Rendering Path saturado (la secuencia de acciones que ejecuta el navegador para convertir los elementos HTML, CSS y JavaScript en la página renderizada que ve el usuario), un TTFP elevado debido a la complejidad del contenido que hay que procesar (Time to First Byte, tiempo hasta el primer byte, es decir, el tiempo que tarda el navegador en recibir el primer byte de datos desde un servidor tras haber enviado la solicitud HTTP), o un Cumulative Layout Shift (CLS, Cambio de diseño acumulativo) muy alto causado por cargas tardías de imágenes y/o scripts.
¿Cuál es el resultado real de todo esto? Pues webs más lentas, una experiencia de usuario (UX) peor, una caída de métricas de las Core Web Vitals, y una penalización directa en SEO técnico. Casi nada.
¿Por qué los constructores visuales pueden afectar tan negativamente al rendimiento?
El principal problema es la generación automática de código.
Cuando diseñas visualmente un elemento sencillo —por ejemplo, una sección con una imagen de fondo y dos columnas de texto—, el constructor no traduce eso en un section + divs
simple y limpio. Genera decenas de divs anidados, añade clases genéticas y aplica estilos en línea o por CSS dinámico.
Cada capa extra de HTML y cada script extra de JavaScript tiene un coste:
- Mayor tamaño del DOM. El navegador debe procesar más nodos en cada repaint (proceso de redibujo de la página con los cambios visuales resultantes) y reflow (proceso de recálculo de posición y geometría de los elementos de la página tras la realización de cambios que afecten a su disposición).
- Mayor tiempo de ejecución de scripts, lo que impacta en el Time To Interactive (TTI).
- Carga innecesaria de CSS. Aunque no uses componentes, su CSS general va en el paquete.
- Bloqueo del renderizado inicial. Muchos constructores no optimizan el orden de carga, cargando scripts pesados antes de pintar la página.
Además, en muchos casos los constructores no aplican lazy loading inteligente a imágenes, iframes o elementos secundarios, con lo que se genera una percepción de lentitud aún mayor.
El gran coste oculto: rendimiento, escalabilidad y control
Más allá de la velocidad de carga y los resultados que nos arrojan las diferentes herramientas técnicas de medición, hay otros factores menos visibles o medibles, pero igual de importantes, que se ven afectados.
Uno de ellos es la escalabilidad. Las webs construidas íntegramente con constructores suelen sufrir cuando se quiere migrar el diseño, actualizar funcionalidades o integrar sistemas más complejos. El contenido puede quedar tan entrelazado con shortcodes, estructuras propias de plugins o configuraciones internas, que cualquier cambio se convierte en un campo de minas. No hablemos ya de themes que incorporan su propio constructor visual, sus plantillas y sus propios CPTs y campos personalizados. No lo pienses, huye.
Otro aspecto crítico es la dependencia tecnológica. Si tu web depende del 100% de un plugin de este tipo y un día ese plugin cambia de política, varía súbitamente sus precios o se produce una modificación en la compatibilidad (algo que ha pasado más veces de las que quisiéramos), tu web puede quedar comprometida sin que tengas margen de maniobra real.
Y no olvidemos el rendimiento móvil. Los constructores, al añadir tantas capas de estilo, tienden a degradar notablemente la experiencia móvil si no se optimizan a conciencia. Hoy por hoy, que la mayoría del tráfico web es móvil, esto se convierte en un problema prioritario.
Entonces, ¿cuándo puede tener sentido usar un constructor visual?
Existen diversos escenarios en los que, de forma honesta, puede ser razonable utilizar un constructor visual. Siguen siendo elecciones perfectamente válidas. Por ejemplo, cuando se trata de webs pequeñas que, a priori, no van a escalar demasiado, proyectos de corta duración (landings de campañas de marketing con una vida útil corta, de pocas semanas), páginas internas no prioritarias (áreas secundarias de cliente, landings puntuales para Google Ads…), situaciones donde un equipo de marketing cuenta con departamentos sin formación técnica específica ni especialización en WordPress que necesitan editar contenido dinámicamente sin intervención alguna del equipo técnico, o casos en los que el cliente/a necesita una autonomía extrema en el diseño sin posibilidad de tocar código.
En estos casos, el impacto puede ser asumible siempre y cuando se tomen las debidas precauciones, siendo recomendable modular al máximo el uso del constructor: desactivar funciones que no se usen (por ejemplo, CSS global), optimizar la carga de los recursos, limitando los widgets o extensiones utilizadas, trabajar con un hosting de calidad, realizar limpiezas periódicas del código…
Cuando estamos hablando de webs corporativas, e-commerce de tamaños considerables, proyectos de marca personal más serios, membresías o, en general, cualquier proyecto pensado para crecer, mi consejo suele ser optar por un enfoque más controlado y técnico.
Alternativas reales: WordPress ligero y profesional
1. Gutenberg como constructor nativo
El editor de bloques nativo de WordPress, Gutenberg, ha evolucionado muchísimo en los últimos años. Lejos de ser una simple herramienta para maquetar posts, Gutenberg ha crecido para convertirse en un verdadero constructor de páginas completo, especialmente si lo combinas con plugins de bloques avanzados como Spectra, CoBlocks o Kadence Blocks.
Estos sistemas funcionan añadiendo bloques individuales, mucho más optimizados que los módulos de un constructor visual tradicional. Cada bloque cumple una función específica, y carga única y exclusivamente los recursos necesarios. El resultado son, de base, webs mucho más ligeras, mejor preparadas en general para SEO, y mucho más fáciles de escalar en el largo plazo.
No olvidemos la posibilidad de construcción de plantillas completas que ya ofrece Gutenberg mediante el Full Site Editing, o el avance que se produjo con la aparición de los bloques reutilizables (Patterns).
Además, Gutenberg respeta mucho más el estándar de WordPress, genera HTML limpio, y los bloques tienen un impacto mínimo en el DOM si se usan bien.
La experiencia quizá no sea tan espectacular visualmente como Elementor (o sí, en tu mano está)… pero el resultado técnico es infinitamente mejor.
2. Temas base optimizados
Otra opción es trabajar con temas base ultraligeros como Astra Pro, GeneratePress (si es GP Premium, mejor) o Kadence, que ofrecen estructuras optimizadas sobre las que puedes construir usando bloques y estilos propios de WordPress. Además, añaden configuraciones globales de diseño (tipografías, colores, espaciados) que permiten mantener coherencia visual sin necesidad de cargar decenas de plugins adicionales.
3. Frameworks profesionales
Para proyectos muy personalizados, siempre queda la opción del desarrollo a medida utilizando bloques personalizados o editores headless (sistemas CMS basados en la nube que separan el repositorio back-end de la capa de presentación front-end), pero este enfoque ya requiere un nivel de especialización técnica mucho más elevado. Algunas opciones de themes pueden ser:
- Genesis Framework (Studiopress)
- Blocksy
- Sage (Roots) (para desarrollos muy custom).
En estos casos el enfoque es «primero el rendimiento, luego el diseño».
Migrar de un constructor a una web optimizada: caso práctico
Recientemente trabajé en un proyecto construido en Elementor, donde la home pesaba 6 MB y tardaba 7,8 segundos en cargar según WebPageTest. Presentaba, entre otras cosas, serios problemas de usabilidad móvil. El proyecto consistió en reconstruir toda la estructura usando Astra Pro y Spectra, eliminando por completo el constructor visual. ¿El resultado? Tiempo de carga inferior a 2 segundos, puntuaciones por encima de 90 en PageSpeed Insights y un cliente que ahora puede gestionar sus contenidos de una manera mucho más rápida y estable.
No es magia. Es WordPress bien hecho.
El coste oculto de usar constructores visuales
Más allá del rendimiento puro y duro, el uso de un constructor tiene una serie de implicaciones que van mucho más allá. Las actualizaciones, por lo general, son más arriesgadas, porque cada nueva versión puede readaptar layouts de manera errónea. Se produce, además, como comenté un par de párrafos más arriba, un importante foco de dependencia tecnológica, es decir, la evolución de tu web (o la de tu cliente/a) queda atada a la evolución de una empresa privada. ¿Qué pasa si Elementor cambia de política o si Divi desaparece?
No olvidemos los costes por migración. Si decides rehacer la web, o el cliente/a solicita un rediseño que consideras que necesita una implicación técnica, esto supondrá una inversión en tiempo y dinero en limpiar código, rehacer plantillas, optimizar recursos…
Al final, lo «barato y fácil» suele salir muy caro cuando tu web es el centro de tu negocio.
Conclusión: construir bien desde el principio es la mejor inversión
No necesitas un constructor visual para tener una web atractiva, moderna y efectiva. Así de claro. Lo que necesitas es una base sólida, un desarrollo pensado para durar y un enfoque estratégico.
Elegir un buen theme, trabajar con bloques nativos, optimizar imágenes, cargar solo lo necesario, estructurar bien el contenido… Todo eso te hará ahorrar problemas, dinero y clientes/as en el futuro.
En WordPress, como en la vida, lo fácil y rápido suele salir caro.
Lo que se construye bien desde el principio, permanece.
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Visita mi blog, donde comparto técnicas, trucos y guías prácticas para construir webs rápidas, seguras y listas para el presente y el futuro.
📸 Imagen: Towfiqu barbhuiya en Unsplash