Sencillo y simple

Así me gustan las webs y sus diseños. Y así es como creo que funcionan. Diseño web sencillo. Webs sencillas y simples.

Hace unas semanas, contacté por LinkedIn con un diseñador y maquetador web cuyo sitio me llevó un paso más allá en mi creencia sobre la diversidad en el diseño web. Siempre he pensado que, en el diseño y desarrollo de webs, menos es más. Así, sin complicaciones (a pesar de que hayamos escuchado la frasecita millones y millones de veces). Diseño web simple. Sin darle más vueltas.

Hay temporadas en las que las tendencias se vuelven locura, y las webs se convierten en un compendio de animaciones, gradientes, millones de botones, bloques y más bloques, cajas complejísimas, sliders, carruseles y todo tipo de parafernalia. Es como si, de repente, alguien hubiera pulsado el botón del caos, y todo tiene que ser más recargado, más complicado, más rebuscado. Y yo pienso «¿para qué? ¿Qué necesidad?».

Uno de mis últimos trabajos —del que, posiblemente, hablaré en un próximo artículo con más calma— fue un rediseño de un blog personal. El cliente contactó conmigo y fue sincero y directo desde el primer momento:

—Chema, quiero una web sencilla. Sin florituras. Con el contenido exacto, los enlaces necesarios, los apartados justos y nada más. No quiero grandes diseños. Lo quiero todo muy limpio y muy minimalista (gran concepto… aunque irritantemente desgastado en los últimos tiempos).

Dicho y hecho. Manos a la obra, dimos con un diseño totalmente distinto al anterior (que, por otra parte, ya no servía, porque el cliente quería que el cambio fuera total, a pesar de que era un diseño magnífico y que tampoco era algo especialmente complicado), y la web se transformó en un blog sencillo y simple. ¿Para qué necesitamos más, si el contenido que queremos crear y mostrar no requiere más? Es complicado comenzar con una idea partiendo de este pensamiento, porque, en ocasiones, tendemos a pensar en la complejidad del diseño como un aspecto positivo. Como si eso acrecentara nuestra valía como diseñadores o desarrolladores. Cuanto más complicado, cuanto más recargado y cuanto más lioso, mejor. Y nada más lejos de la realidad.

Porque es lo que mejor funciona

¿Cuál es el truco? ¿Por qué sencillo y simple? Pues por algo muy natural: porque es lo que mejor funciona. Los diseños rebuscados, las webs recargadas, los elementos que se acumulan y que nos llevan a perder el foco de lo realmente importante —el contenido y el producto— terminan por cansar, por desviar la atención y por convertirse en modas, en ruido. De alguna manera, lo realmente innovador supone, de cara al cliente, crear contenido de calidad y diseñar una estrategia de producto que llegue al público; y por otro, diseñar de manera efectiva, sencilla y simple, e igualmente resultar tan atractivo o más para el usuario cuando hablamos de la parte de quien se encarga de diseñar y desarrollar. Eso es lo que, en muchas ocasiones, supone un verdadero reto y un verdadero desafío: hacer sitios web que, con lo mínimo, atraigan, llamen la atención y, en general, funcionen. Que sean rápidos, que sean cómodos, fáciles de comprender y de navegar —tanto en escritorio como, más que nunca hoy, en móvil—, y que consigan que los usuarios encuentren lo que buscan. Y si funciona siendo sencillo y simple, digo yo… ¿para qué complicarlo?

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