No todos los profesionales del diseño y desarrollo web trabajan de la misma manera. Cada uno tiene sus maneras de hacer las cosas y de relacionarse con el cliente.
Cuando una persona que busca presencia en Internet, por la razón que sea de las múltiples posibilidades que existen, explora el mercado del diseño y desarrollo web, se encuentra ante un abanico brutal de empresas, agencias, estudios y freelances que ofrecen todo tipo de servicios dentro de los más variados rangos de precios y, en cada caso, con la más variopinta manera de desarrollar tanto sus labores como su relación con el cliente. No tengo duda de que, si nos ponemos en el pellejo del cliente, las posibilidades son tan amplias que pueden llegar a resultar abrumadoras.
Ante esta situación, aspectos como el posicionamiento, el trabajo en redes, los contactos o incluso la suerte juegan a favor y en contra de cada profesional que está detrás de la pantalla. Y, muy posiblemente, uno de los factores diferenciales pueda ser la manera de trabajar. En cada caso, el proceso es distinto. Y aquí cada cual trabaja de una manera. ¿Cómo trabajo yo?
Como comento en la sección «Preguntas frecuentes» —que puedes visitar si tienes alguna duda concreta sobre esta web y su manera de trabajar—, tras un primer contacto, ya sea mediante el formulario de la web o a través del correo electrónico o incluso las redes sociales, el primer paso lo sitúo en interesarme lo máximo posible por tu situación. Qué necesitas y por qué. Dónde está tu nicho de mercado. En qué segmento nos vamos a mover. Cuál es la situación general de la competencia. Cuáles son tus gustos y qué tienes pensado. Qué esperas obtener. Me resulta necesario establecer unos parámetros básicos que me sirvan de punto de partida para evaluar el terreno en el que vamos a trabajar. En función de lo que me cuentes el plan es determinar una estrategia de acción a través de la cual convirtamos una necesidad en una idea atractiva. Será fundamental para mí partir de la referencia de tus gustos e inclinaciones, y tener presentes en todo momento tus requisitos, y no solo los tuyos en general, sino los de tu producto o servicio en particular.
Tras ese primer contacto, y tras unos días para determinar qué, cómo y por qué, te enviaré una idea según mi evaluación, y un presupuesto aproximado —que no será cerrado—, explicándote lo que pienso acerca del proyecto, y qué posibilidades existen de cara al mismo. Durante este período ya se convierte en esencial que haya un contacto fluido con el cliente. Considero que la mejor opción para ese contacto es el correo electrónico. Si lo puedo evitar, prescindo de las llamadas telefónicas, salvo en casos muy excepcionales. Por múltiples razones. La principal es la incapacidad, en muchos casos, de fijar con exactitud los pasos a seguir. No es de extrañar, además, que luego aparezcan los tan temidos «yo no dije eso«, o «yo lo que quería era esto otro«. Por e-mail, quedando todo perfectamente por escrito, ya no hay dudas.
Si la situación lo permite, las reuniones presenciales también se ajustan a mi modo de trabajar. Y, si no es posible, la videoconferencia lo soluciona. Son maneras de fijar contacto en reuniones determinadas, sin los desajustes de las llamadas intempestivas e improcedentes. Tras estos pasos ya tendrán que quedar determinados todos los pasos, a la vez que procuraré resolver cualquier tipo de duda que pueda surgir. Llegado este punto, todo debe quedar absolutamente claro.
De esta manera, podré elaborar un presupuesto que se ajuste al máximo a tus objetivos. No esperes un presupuesto desglosado en mil partes. «Encabezados: 23,90€; plugin de bloques: 5,99€; por página: 19€; sección de contacto en el footer: 3€; SEO básico: 68,90€«. No es mi manera de trabajar. No tengo la capacidad para determinar el precio exacto de cada acción. Cada proyecto es distinto, y me resulta mucho más cómodo, sencillo y fácil de explicarte el contexto total del precio que desglosarlo por categorías o acciones.
Si en el momento de recibir el presupuesto te agradan las condiciones y consideras que webCBZ es tu opción, responderás con tu consentimiento al correo, y comenzaremos a trabajar para dar con tu sitio web ideal.
Si tienes cualquier reticencia, o duda, o hay algo con lo que no estés de acuerdo, no te preocupes: todo se puede hablar y matizar. Tanto a ti como a mi nos interesa colaborar. Nunca lo olvides. A mi, porque quiero ayudarte. A ti, porque necesitas ayuda.
Un lienzo en blanco
Durante las primeras fases, que desarrollaré en un entorno local, el objetivo es elaborar un esbozo a grandes rasgos de lo que luego será la web. Me interesa que comience a verse un camino. Una suerte de wireframe ya con «colores y formas» donde pueda observarse una tendencia o una idea. Antes de nada, debo dejar claro que la opinión del cliente cuenta al 100%. Soy incapaz de pensar de otra manera. Sin embargo, y en esto debo ser sincero, me gusta que el cliente comprenda que el profesional soy yo, que me ha contratado a mi para hacer este trabajo, y que hay cosas que, aunque se empeñe, no están bien hechas, o no van a ser beneficiosas para lo que pretende conseguir. Hay que pensar en un sitio web como si fuera un lienzo en blanco. Pero hay prácticas mejores, más beneficiosas y que arrojan mejores resultados que otras.
Por otra parte, hay clientes a los que no les gusta dejarse aconsejar, y por mucho que lo intentes, si quieren que la combinación de colores sea una horterada ingobernable, o que un slider con fotos a altísima resolución de 2MB sea la primera vista de la web, así será. La prioridad es la satisfacción del cliente. Esto es fundamental, aunque se vista de empecinamientos o malas decisiones.
Lo comento siempre que tengo ocasión cuando sale el tema: la web que diseño y desarrollo debe ser parte fundamental de la idea del cliente, de su negocio, de su objetivo. Debe ser una prolongación de su mentalidad, y debe sentir pleno orgullo de ella. La sensación de entrar a tu web y que te arranque una sonrisa de satisfacción es estupenda.
¿Por qué esto es fundamental? Porque esa web va a ser tu seña de identidad. Por ello buscaré siempre tu opinión durante el proceso de creación, asegurándome de que lo comprendes todo y de que te satisface totalmente lo que estamos haciendo. En todo momento te reservarás la opción de decirme «Chema, esto no me gusta«, o «no quiero tal cosa«, o «prefiero esto así«. Todo, absolutamente todo, se puede hablar, matizar, discutir y concretar. En verdad no concibo trabajar de otro modo.
A medida que el desarrollo vaya tomando forma, te enviaré imágenes, capturas y enlaces para que puedas ver los progresos del proyecto, y procuraré estar pendiente de tus reacciones. Habilitaré enlaces en el entorno local para que puedas ver cómo va todo. Es esencial que el cliente preste la misma atención. Resulta muy incómodo que el cliente se desentienda, desaparezca durante días (o semanas), no responda a los correos, o incluso que no le guste nada de lo que estamos haciendo después de que todo estuviera más que expuesto, discutido y acordado de antemano.
Y así, el proyecto concluirá con una última videoconferencia o reunión, según sea posible, para culminar con una exposición del progreso alcanzado y los diferentes aspectos que sea necesario explicar sobre accesos, manejo, configuraciones, ediciones, etc.
Si hemos llegado a este punto significa que el trabajo estará hecho. Los resultados son cuestión de tiempo. Confía en mí.